CONDUCCIÓN, CONVECCIÓN Y RADIACIÓN
LA TRANSFERENCIA DE CALOR EN LA NATURALEZA
En la naturaleza encontramos ejemplos fascinantes de transferencia de calor a través de conducción, convección y radiación, tres mecanismos fundamentales en termodinámica.
Por ejemplo, imaginemos una mañana de verano en la playa. A primera hora, el aire se mantiene en calma porque hay un equilibrio térmico entre la temperatura de la masa de aire sobre el mar y la de la masa de aire sobre la tierra. A medida que el Sol calienta la superficie terrestre, la temperatura del aire sobre la tierra aumenta más rápido que la del aire sobre el mar. Esto genera un contraste térmico: el aire caliente sobre la tierra se eleva, mientras que el aire más frío del mar se desplaza hacia la tierra para ocupar su lugar. Este movimiento de masas de aire es un claro ejemplo de convección térmica, el mismo principio que permite a los globos aerostáticos elevarse.
Cuanto más calienta el Sol, más intensa es esta diferencia térmica, haciendo que el viento marino aumente su velocidad. Este ascenso de aire cálido favorece la formación de pequeños cúmulos y, si la diferencia térmica es lo suficientemente grande, pueden aparecer cumulonimbos, responsables de tormentas de verano repentinas.
A diferencia de la radiación, que transmite energía sin necesidad de contacto (como los rayos del Sol calentando la arena), la convección depende del movimiento de fluidos, como el aire o el agua. Por otro lado, la conducción térmica ocurre cuando dos objetos a diferente temperatura entran en contacto, por ejemplo, cuando caminamos descalzos sobre la arena caliente al mediodía y sentimos cómo el calor se transfiere a nuestros pies.
Así que, la próxima vez que estés en la playa y notes que al mediodía se levanta el viento marino, piensa en BOIXAC, los especialistas en intercambio térmico para la industria.